Terso.
Distante.
El Sol muestra su piel desnuda.
La sangre escurre por sus poros, delineando la silueta, invitando a escribir en ella.
Inalcanzable.
Tinta carmesí que desea ser escrita en viejas memorias.
Sentidos que florecen a mil años luz.
Cenizas.
Noche.
El Sol voltea y muestra una espalda marchita. Tatuado por aquellas lágrimas y heridas punzantes.
Estrella multicolor, siempre a la espera. La Luna se acerca lenta, tratando de rozar aquella imperfecta belleza que se desvanece a cada paso.
Ruido blanco.
Muerte.
Mil siglos han pasado desde la última vez que estuvieron juntos.
La Luna se acerca tanto que se consume a la distancia, poco a poco, sobre la fría nieve que un cometa ha dejado, pintando la nada de luz y sombras.
Fusión imperdonable. Ahora son uno en el cosmos. Ni el tiempo los podrá separar, ya que desde hace miles de años han jugado ese dulce vaivén de ser y no ser eternos.